Sabemos la relevancia del juego en el crecimiento y desarrollo de las personas, ya que a través de él, las personas adquieren habilidades, códigos y formas de relacionarse, aprendiendo las reglas y pautas que propone su entorno. Por tanto, nos planteamos la siguiente pregunta: ¿por qué no integrar el juego en el aula como una herramienta para el aprendizaje de contenidos y el desarrollo de habilidades en nuestro estudiantado?

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