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Por el Dr. Rinaldo Antonio Colomé
Integrante del IEF desde 1962
Miembro de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas

El 12 de febrero de 1935 se crea –por ordenanza del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba- la Escuela de Ciencias Económicas, la cual se eleva al rango de Facultad de Ciencias Económicas por ordenanza del 23 de octubre de 1946. El Instituto de Economía y Finanzas (IEF) es continuador del Instituto de Investigaciones Económicas creado por ordenanza del H. Consejo Superior del 21 de agosto de 1942. Su primer Director fue el Profesor Doctor Guillermo Ahumada, designado por decreto del Rector de la Universidad del día 8 de mayo de 1943. El personal técnico del Instituto estaba formado por ayudantes y ayudantes técnicos, nombrados por concurso, de conformidad a las reglamentaciones vigentes para el Seminario de Economía y Finanzas, el cual puede considerarse como la semilla del Instituto. El Seminario había sido creado por ordenanza del H. Consejo Superior del 30 de diciembre de 1935; es decir, en el año de fundación de la Escuela, siendo la primera de las unidades dentro de ella. Además, el Reglamento del Instituto establecía que “colaborarán en las tareas del Instituto los profesores de la Escuela. 

Benjamín Cornejo, creador del IEF

En 1962, la Fundación Ford otorga un “Grant” para el Instituto –gestionado por el entonces Director y al mismo tiempo Vicerrector de la Universidad, el Dr. Benjamín Cornejo (foto) -, que posibilita la gran transformación del Instituto. La ayuda atendía a tres cuestiones fundamentales: 1. Los investigadores debían ser de dedicación exclusiva, creándose las categorías de Director del Instituto, Subdirector del Instituto, Jefe de Investigación y Ayudante de Investigación; todos los cargos se proveerían por concurso público de títulos, antecedentes y oposición. Se fijaron remuneraciones equiparadas a las del CONICET para similares funciones, cubriéndose con el Grant de la Fundación Ford las erogaciones resultantes de la nueva escala de sueldos y dedicaciones. Éstas debían ser absorbidas totalmente en forma progresiva por la Universidad en un plazo de cinco años. También como en el CONICET, se les permitiría a los investigadores el ejercicio de la docencia en una sola cátedra, en la función que le correspondiera. 2. Se creó un fondo de becas para perfeccionamiento en universidades del extranjero para los principales miembros del Instituto. 3. Se dotó al Instituto de un Consejero por un período de dos años.

Realizados los concursos, el Instituto comenzó a funcionar en su nueva estructura el día 11 de septiembre de 1962 -paradójicamente, el Día del Maestro, el día de Sarmiento- con el siguiente personal: Director, Doctor en Ciencias Económicas y Abogado Aldo Antonio Arnaudo; Subdirector Licenciado en Ciencias Económicas Carlos Alberto Givogri; Jefes de Investigación Licenciados en Ciencias Económicas Norberto García, Juan J. Novara y Horacio Palmieri; Ayudantes de Investigación Licenciados en Ciencias Económicas Rinaldo Antonio Colomé y Carlos Eduardo Sánchez. Todos eran ya Profesores Adjuntos por concurso –a excepción de Carlos Sánchez, el menor del grupo, con 25 años de edad. El mayor, Norberto García, tenía 35 años. Fue Consejero el Profesor de Michigan Sate University Doctor John Hunter. Al año siguiente se incorporaron en la categoría de Jefe de Investigación el Ingeniero Héctor Juan Carlos Grupe y el Licenciado en Ciencias Económicas Fernando Ferrero y “circa” 1968 Anibal Arcondo, Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba y luego Doctor en Historia de la Universidad de París.

Arnaudo diseñó un programa de investigación destinado principalmente a analizar la economía de Córdoba, con estudios de base sobre ella, la generación y recopilación de series estadísticas, y un análisis de coyuntura semestral. Para dar a conocer aquellos instituyó la Serie de Investigaciones del Instituto de Economía y Finanzas, y para difundir las series estadísticas y los informes de coyuntura fundó la revista trimestral del Instituto “Economía de Córdoba”, cuyo primer número corresponde al Primer Trimestre de 1963. Otra actividad que se propuso Arnaldo fue la preparación y difusión de “abstracts” de artículos de las principales revistas en español, fundando para ello la Revista de Compendios de Artículos de Economía, de periodicidad semestral, apareciendo el primer número en junio de 1964.

El perfeccionamiento de los miembros del Instituto se encaró en dos ámbitos; el externo y el interno. Mediante el programa de perfeccionamiento externo del Instituto Arnaudo obtuvo el grado de PhD en Yale University “circa” 1967 y Givogri el de MA en Vanderbilt University. Mediante un programa –independiente del Instituto y a nivel nacional- diseñado por John Hunter, denominado PPEA (Programa pro Economía Agraria) Novara fue becado y obtuvo el grado de Master y la PhD Candidate en la University of California, Berkeley, mientras Palmieri estudió en Michigan State University. Carlos Sánchez obtuvo el grado de Master in Economic Development en el Williams College, mediante beca de esta institución con apoyo del Instituto. Rinaldo Colomé ganó una Graduate Research Asistanship otorgada por The University of Vermont y beca adicional de la Comisión Fulbright -a través de IICANA- obteniendo el grado de Master of Science in Resource Economics.

Para el perfeccionamiento interno Arnaudo organizó seminarios en los cuales se discutían artículos –siguiendo en lo posible una línea temática- o alternativamente, un libro. El perfeccionamiento en la tarea de investigación fue fundamentalmente un “learning by doing” –para los ayudantes de investigación, bajo la conducción de los respectivos Jefes- con la discusión final de los resultados y lectura y corrección de los “papers” con el propio Arnaudo. Otra línea de perfeccionamiento realizada en forma muy personal -pues no había directores de tesis y la tarea se realizaba casi en su totalidad en horario de trabajo extra al del Instituto- fue la redacción de las respectivas Tesis Doctorales. En menos de cuatro años todos los miembros con grado de Licenciado en Ciencias Económicas –excepto Novara y Palmieri que se encontraban en sus respectivas universidades en los Estados Unidos- se habían doctorado. Otra fuente de perfeccionamiento y de intercambio de experiencias fue un par de Seminarios organizados en Córdoba entre 1963 y 1964 con los otros dos centros en formación a la sazón: El Centro Cuyo –de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza- dirigido por Larry Sjastaad (profesor de la Universidad de Chicago, la que colaboraba en este proyecto), e integrado por Ernesto Fontaine y Raúl Yver, ambos chilenos graduados en la Universidad de Chicago, y el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán, dirigido por Adolfo Cesar Diz, también MA de Chicago. En esos Seminarios de un par días disertaron en el Instituto Arnold Harberguer, Harry Johnson, Larry Sjastaad, Brownlye. También se recibió la visita extra de Arnold Harberguer La seducción de estas personalidades y, sobre todo una visita que realizara Arnold Harberguer al Instituto, señalaron caminos y despertaron aún más los deseos de perfeccionamiento de este conjunto de jóvenes investigadores.

El Instituto crecía como institución publicando sus trabajos en los órganos que se habían creado al efecto, y a medida en que avanzaba el perfeccionamiento de los respectivos investigadores. Un hecho significativo lo constituyó la Primera Reunión de Centros de Investigación Económica que, organizada precisamente por el IEF -bajo la responsabilidad de Carlos Givogri- tuvo lugar en Embalse (Córdoba) en noviembre de 1964. En ella presentaron trabajos Aldo Arnaudo, y Palmieri y Colomé. A esta le siguió la Segunda Reunión en noviembre de 1965, organizada por la Universidad Nacional de Cuyo; la Tercera en Tucumán, en julio de 1967, etc. Estas reuniones infundieron incentivos a la investigación. Los temas de las Tesis Doctorales –elegidos, obviamente, por preferencia de los respectivos investigadores- fueron diversificando el campo de investigación de los comienzos del Instituto. Otro hecho significativo que colaboró en la diversificación del campo de investigación de los miembros del Instituto lo constituyó la creación de la Licenciatura en Economía, a mediados de los sesenta. Así, Aldo Arnaudo se especializó en Moneda y Bancos. Es de hacer notar que por su libro Economía Monetaria, obtuvo el Premio “Rodrigo Gomez”, del Banco Central de México. Carlos Givogri, en aplicaciones de la microeconomía, pero sobre todo en Economía de la Energía; Juan Novara en Economía de los Recursos; Horacio Palmieri en Economía Agraria; Carlos Sánchez Cuentas nacionales y en Economía Laboral; Héctor Grupe en Economía Regional y Programación Económica; Fernando Ferrero en Estadística y Econometría; Anibal Arcondo en Historia Económica Argentina; y Rinaldo A. Colomé en Economía Agraria.

A la finalización de la ayuda de la Fundación Ford en septiembre de 1967, la Universidad había incorporado totalmente en su presupuesto el gasto en sueldos de los investigadores, pero para funciones docentes (la mayoría de los investigadores del Instituto habían alcanzado ya la categoría de Profesor Titular, por concurso con dedicación exclusiva). Ello trajo dos consecuencias desfavorables para la marcha del Instituto. Una, el reemplazo de la escala de sueldos con equivalencia del CONICET, vigente hasta entonces, por la correspondiente a la de los profesores de la universidad, la cual si bien en ese momento era para las categorías superiores similar al cargo de profesor titular (es muy interesante recordar que en 1968 el gobierno equiparó –según propuesta del Ministro Krieger Vassena- la remuneración de un profesor titular con dedicación exclusiva y el de un General de Brigada a la de un Juez Federal, que era de alrededor de setecientos dólares), ella se fue deteriorando con el tiempo. Dos, la dedicación exclusiva suponía docencia e investigación, pero exigía el dictado de dos cátedras, a diferencia de la situación inaugural en que –con la similitud del CONICET- sólo se permitía el ejercicio de una cátedra. Esto constituía un gran cambio en cuanto a la disponibilidad de tiempo para la investigación. La tarea docente se fue recargando con la masificación de la Universidad y agravando con la falta de sanciones a la presentación de los alumnos a los turnos de exámenes.

Poco tiempo después se crean en la Facultad los departamentos docentes. Los profesores –en este caso de economía- pasan a ser miembros del Departamento de Economía y Finanzas, estableciéndose que la pertenencia a los respectivos institutos de la Facultad se obtenía mediante una solicitud de adscripción. De este modo, el Instituto pasa a estar integrado por Profesores Investigadores (adscriptos) –en la categoría que corresponda a sus respectivos cargos docentes- y por los Auxiliares de Investigación, en las siguientes categorías: Auxiliar de Investigación de Primera (equivalente a la categoría docente Jefe de Trabajos Prácticos –JTP), como mínimo con dedicación parcial; Auxiliar de Investigación de Segunda (que exige ser graduado); y Auxiliar de Investigación de 3ª, (estudiante que haya aprobado por lo menos doce materias de la respectiva carrera de la Facultad). Estos últimos son de dedicación simple, con una asignación de diez horas semanales. Con la creación del Departamento de Economía y Finanzas Carlos Givogri es designado Director del Departamento, siendo designado Carlos Sánchez Subdirector del Instituto.

El período de Aldo Arnaudo como Director del Instituto finalizó con la intervención a la Facultad en abril de 1973, luego de más de 10 años y medio de intensa labor y de publicación de investigaciones que habían ido creciendo en calidad académica y diversificación. Por la transformación que se operó en el Instituto y la proyección tanto en la Facultad como en el ámbito nacional e internacional de la ciencia económica, bien podría calificarse a este período como la “Década de Oro” del Instituto del Instituto de Economía y Finanzas. 

 
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